Reflejo Interior
Autor: Rav Dr. Michael Laitman
Cuando se trata de referirnos al Mundo Superior que es independiente del tiempo, lugar y movimiento, no tenemos palabras para describirlo, porque nuestro vocabulario proviene de la percepción de nuestros sentidos. Es cuando nuestros órganos sensoriales o nuestra imaginación no funcionan que nos sentimos impotentes para expresar lo que experimentamos al adquirir este nuevo sentido que llamamos la pantalla.
En este caso, ¿cómo podemos describir nuestra investigación y las sensaciones del Mundo Superior? ¿Además, cómo podemos revelar el Conocimiento Superior con la ayuda de palabras, escribiendo, por medio de libros, tal como es aceptado en la investigación científica? Ciertamente, la transmisión de la información debe ser absolutamente precisa, porque si el lenguaje no es exacto por el uso incorrecto de aunque sea una sola palabra, la noción entera se puede distorsionar y el estudiante se podría confundir.
Sin embargo, puesto que todos los objetos y las fuerzas de nuestro mundo se originan en las raíces del Mundo Superior; debido a que todo empieza en el Mundo Superior y gradualmente desciende hasta nosotros, los cabalistas formularon un lenguaje con el cual pudieran comunicarse entre ellos lo que alcanzan, ya sea oralmente o por escrito. Tomaron los nombres de las ramas en nuestro mundo, cuyo nombre corresponde a su raíz en el Mundo Superior. Los cabalistas han elegido este lenguaje especial para su ciencia y lo llamaron “el lenguaje de las ramas”.
En ocasiones encontramos algunas definiciones “burdas” en Cabalá que no se utilizan comúnmente en el lenguaje cotidiano. No obstante, una vez que los cabalistas han elegido “el lenguaje de las ramas” para describir su investigación en el Mundo Superior, no pueden dejar de utilizar las definiciones por encontrarlas “burdas”, ya que no es posible utilizar alguna otra rama en su lugar.
Todo lo que existe en el universo se origina en el Infinito
Las nociones que son opuestas a nuestra percepción están en unidad simple en el Infinito.
Nada de lo que percibimos con nuestros sentidos o aprehendemos con la mente está ausente en la Fuerza Superior. Sin embargo, es necesario entender que en nuestra percepción todas las nociones están separadas o son contradictorias. Por ejemplo, la palabra “ciencia” difiere de la palabra “placer”, porque “ciencia” y “placer” son dos nociones distintas. De igual manera, las palabras “trabajador” y “trabajo” designan dos nociones diferentes. La distinción entre opuestos como “dulce” y “amargo” es aún más aguda porque definen gustos opuestos.
Sin embargo, “ciencia” y “placer”, “trabajador” y “trabajo”, “dulce” y “amargo”, así como otros atributos y formas diferentes y opuestas se encuentran unidas en la sencilla Luz Superior, sin distinción o separación entre ellas. Hay tres aspectos de la Luz.
· Una, que implica que es totalmente homogénea.
· Única, que quiere decir que el infinito número de formas que emanan de ella están unidas en su esencia.
· Indivisible, sugiere que aunque la Luz realice muchas acciones, todas ellas se funden en una sola imagen que asume diferentes formas en nuestras sensaciones.
Dos diferentes tipos de la Providencia Superior: antes y después del alcance.
Todas las nociones en Cabalá son sencillas e indivisibles, aunque consistan en un gran número de formas y atributos en la percepción del hombre. El observador material y limitado distingue una forma en particular en la sencilla Luz Superior entre una multitud de otras formas.
Por lo tanto, deberíamos diferenciar dos aspectos en la influencia Superior:
· La forma del deleite Superior antes de su recepción: la simple e indivisible Luz Superior.
· La forma individual y particular que la Luz Superior asume después que ha llegado hasta la vasija receptora dependiendo de los atributos de la vasija.
El alma es un aspecto del atributo Superior
Por lo anterior, nos queda claro lo que los cabalistas querían decirnos al hablar sobre la esencia del alma. No existe diferencia entre el alma y la Fuerza Superior, excepto porque la Fuerza Superior es un todo y el alma es una parte de ella. El alma es como una lasca desprendida de una piedra, y para el caso, la piedra sería el todo y la lasca una pequeña parte.
Sin embargo, ¿cómo podemos imaginar al alma como una parte de la Fuerza Superior (atributo de otorgamiento)?, ¿cómo podemos distinguir entre las dos?
Las entidades espirituales están separadas por la transformación de sus atributos.
Los objetos espirituales, atributos de otorgamiento, se separan debido a la transformación de sus atributos. Si un determinado objeto espiritual adquiere dos atributos de otorgamiento distintos de inmediato se escinde en dos.
Al igual que los objetos materiales, al ser separados por una fuerza física se alejan uno de otro, también los objetos espirituales se escinden cuando surge una diferencia en sus atributos de otorgamiento. El grado de esta diferencia determina la distancia espiritual entre ellos.
La diferencia entre los atributos de la Creación y el Infinito
El alma se separa de la Fuerza Superior de otorgamiento hasta tal punto que pueda considerarse su parte. Sin embargo, si la Fuerza Superior es la sencilla Luz que contiene toda la variedad posible de atributos y formas, y abarca todos los opuestos en el mundo en una sencilla unidad que es “Una, Única e Indivisible”, ¿cómo pueden cambiar sus atributos?, ¿cómo puede ser diferente la parte de la Totalidad y, en consecuencia, separarse de ella, al tiempo que retiene el mismo atributo de la Fuerza Superior de la cual se apartó?
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