Kabbalah


La auténtica Cabalá práctica se refiere al hecho que atraemos la Luz de la Corrección, que motiva nuestro cambio. Nuestro mundo es un mundo de efectos. Estamos influidos por la Fuerza Superior que gobierna toda la vida en este mundo. No hay que pensar que podemos cambiar algo en nuestro mundo con nuestras acciones. 


No hay acciones efectivas que podamos realizar en nuestro mundo, excepto elevar el MAN (la petición). 
Es lo único que podemos hacer. Elevar el MAN se llama la Cabalá práctica.
Si, por otra parte, una persona espera cambiar su destino e influir a la Fuerza Superior con sus acciones materiales (incluyendo el cumplimiento de las tradiciones y mandamientos), entonces la Cabalá le dice: No lo hagas, no te ayudará. Puedes continuar observando los rituales para sentirte más tranquilo y tener orden en tu vida, pero debes saber que no cambiarás tu destino. Estas acciones no te permiten revelar tu egoísmo; no te inducen a querer corregirlo. Incluso, podrían hacerte sentir lo contrario: que estás muy relajado, como si todo estuviera bien.



Cuando una persona intenta cambiar algo en nuestro mundo, influyéndolo directamente, en lugar de hacerlo a través del Mundo Superior, a eso se le llama misticismo. Si no pide que se le haga igual a las Fuerzas Superiores y transformarse, sino que intenta cambiar a las mismas fuerzas y al mundo que parece estar fuera de él, entonces está ejerciendo el misticismo. Significa que nuestra perspectiva del mundo es falsa. Lo único que podemos cambiar de la realidad es a nosotros mismos, o más bien, podemos pedir que se nos cambie.

Porque toda nuestra realidad es el Único Creador, el Absoluto, que es Bueno y es Bienhechor. No hay nadie más aparte de Él. “La ley esta dada y no se puede infringir”. Esto se refiere a una ley de hierro que no podemos influir en nada. Si queremos cambiar, solamente le podemos pedir a Él que nos lo conceda.
Sólo debo discernir cuan diferente soy de Él y después pedirle que me haga igual a Él. Mediante esta acción estaré cambiando mi destino hacia el camino del bienestar. En lo referente al resto, haga lo que haga, todo tiene como propósito mostrarme que actúo incorrectamente y se revela como dolor para dirigirme al “camino de la verdad”.
Rav. Laitman

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