Imagen de lo Divino


Autor: Z'ev ben Shimon Halevi

Imagen de lo Divino
Entonces, ¿en qué consiste el sistema kabalístico y sus métodos? Primeramente, se encuentra la enseñanza concerniente a Dios. De acuerdo a una escuela medieval, El Santo se encuentra más allá de la Existencia. Ciertamente, puede decirse que Dios no existe. Para aclarar esta aparente contradicción ellos usaban dos términos filosóficos: Ain, que significa "No-Cosa", y Ain sof, que puede ser traducido como "Sin-límite". Ambas son definiciones de algunas formas de mirar al Absoluto. Uno indica la No-Existencia y el otro, aquel que contiene Toda-Existencia.
En la gran obra kabalística del Zohar se declara "El rostro no podía mirar al Rostro". Esto significaba que El Santo estaba totalmente solo, ya que nada más existía. Sin embargo, "Dios deseaba contemplar a Dios", dice la Tradición; por lo tanto, tenía que producirse un espejo para hacer un reflejo. Esta speculum es la Existencia. Otros dicen que Dios deseaba ser conocido. Cualquiera que sea la razón, fue por un Acto de Voluntad que comenzó el proceso para producir una serie de universos del Absoluto.
Y así, se hizo un principio de acuerdo a kabalistas que trataron de explicar lo inexplicable, cuando el Omnipresente se contrajo para permitir que surgiera dentro de El un pequeño espacio. Este vacío sería la vasija que iba a ser llenada por la Existencia.
Cuando Moisés preguntó qué Nombre Santo podía usar para convencer a los israelitas que él tenía la autoridad de Dios, inicialmente se le dio el nombre de Ejeyeh o "Yo Soy". Después, el de Ejeyeh asher ejeyeh, "Yo Soy el que Soy". Esto no solamente es un título, sino una intención ya que contiene la razón de la Existencia. Primero está el "Yo Soy", la Fuente del Ser; después viene la palabra "quien". Este pronombre relativo representa la Realidad relativa que va a reflejar el segundo "Yo Soy" como un reflejo. Esta declaración compuesta define la emergencia de la Voluntad de Dios saliendo del Absoluto para producir una manifestación en la cual El Rostro puede mirar El Rostro. La imagen Divina se contempla en el reflejo de la Auto-realización. "Yo Soy" es el Ser eterno.
El último nombre que le fue dado a Moisés y que iba a ser usado por los Hijos de Israel es el sagrado tetragramatón que consiste en las consonantes YHVH. Este más tarde llegó a convertirse gráficamente en el Hombre de Fuego de Ezequiel, conocido como el Kavod o la Gloria cuando las cuatro letras se colocan verticalmente. Como tales, forman una figura humana llamada por los kabalistas, Adán Kadmón, el Hombre Primordial. Estas imágenes Divinas, ambas, revelan y ocultan al Absoluto en una capa de Luz Purísima.
En el Sefer Yezirah, un libro del siglo sexto, se usa el término de diez Sefirot o números. Estos se ven como los diez principios Divinos que fueron emanados de la Nada para generar el paradigma en el cual se basaría la Existencia. Estos forman la anatomía de Adán Kadmón y representan los diferentes niveles y funciones dentro de una unidad. Estas Sefirot también eran vistas como un Arbol de las Luces Divinas. Este concepto posiblemente vino de la Menorah, el candelabro de los siete brazos en el santuario del Tabernáculo y Templo, que tiene siete luces, tres empalmes y veintidós decoraciones. Estos se convirtieron en la base del diagrama del Arbol de la Vida que apareció en la España medieval.
Este primer nivel Divino fue llamado por los kabalistas el mundo de Azilut, que quiere decir "estar cerca de". Los místicos filosóficos lo vieron como el reino de la Emanación o de la potencialidad. Aquí se encontraba la dimensión de la Eternidad, el prototipo de los tres mundos inferiores a los cuales se les iba a dar el ser. Ciertamente, algunos kabalistas lo vieron como un Arbol que crecía hacia abajo, el cual tenía sus raíces en el Absoluto, mientras que su tronco se convertía en la Creación. Sus ramas podían verse como el Jardín del Edén o Formación, y sus hojas y sus frutos como el mundo inferior de la Acción. La totalidad de los mundos constituían, en su forma integral, el marco de un espejo enorme en el cual el Absoluto pudo contemplar su reflejo.


La Escalera de Jacob
A los diez Atributos Divinos se les dieron varios nombres simbólicos de acuerdo a sus cualidades. La primera y la más alta era Keter, la Corona, fuente de todo. Después vinieron a ambos lados las dos supremas, Sabiduría-Hockmah y Entendimiento-Binah. Estas correspondían al cerebro de Adán Kadmón. Más debajo de estas dos Sefirot, en los pilares exteriores, Juicio-Gevurah y Misericordia-Hesed, los principios emocionales del miedo y del amor. Estas constituían el corazón del Adán Primordial. Más abajo y entre estas dos está Tiferet-Belleza, simbolizando el eje al centro del reino Divino. Esta estaba en la columna central de la Gracia descendiendo de Keter, a mitad de camino y entre la parte de arriba y la parte de abajo del Arbol Sefirótico. Bajo el plexo solar del primer Adán (Tiferet) iban las dos Sefirot de la Acción, Hod y Nezah. Estas son usualmente traducidas como Gloria y Victoria, pero esto puede ser engañoso ya que las raíces de sus palabras significan, respectivamente, "tremolar o vibrar" y "repetir o ciclo". Algunas veces se ven como las manos o piernas de Adán Kadmón. Las dos últimas, en la columna central, son Yesod, Fundamento y Malkut-Reino. El primero representa al sexo, para algunos kabalistas, y la mente ordinaria para otros, mientras que la Sefirah que se encuentra hasta abajo se ve como la suma total de todas las demás, o como el vehículo Divino o como el cuerpo en su totalidad.
También está la no-Sefirah Daat-Conocimiento, que ocupa el espacio central bajo las tres supremas. A ésta se le considera como el lugar de Ruah ha Kodesh, El Espíritu Santo, algunas veces llamado la voz del Logos -La Palabra de Dios.
El mundo de lo Divino sostiene el pasado, el presente y el futuro. Es el reino sin tiempo, ya que todo está contenido dentro de la totalidad del Eterno Ahora. Sin embargo, para que Dios pueda contemplar a Dios, tiene que haber una extensión de la Existencia, de otro modo no habría tiempo o espacio en los que todas las dimensiones de la Divinidad pudieran experimentarse. Tiene que haber movimiento, un salirse de lo potencial a lo actual. Esto iba a generar un modo de multiplicidad desde el mundo primordial de la Unidad, que se desarrollaría a medida que se extendía la Existencia, un incremento en la diversificación que eventualmente buscaría regresar a una unión con su origen en el Uno, El Anciano de los Ancianos, como era llamado el Absoluto.
De acuerdo con la tradición, cada una de las veintidós decoraciones de la Menorah de siete brazos, tiene una letra hebrea asociada a ella. Ellas representan las conexiones entre las diez Sefirot. Las letras forman palabras y las palabras oraciones y así sucesivamente. En esta forma varias combinaciones del Aleph-Bet traen a colación la diferenciación. Cuando el Creador dijo, "Hágase la Luz" esto precipito la Creación en la cual la división del Día y de la Noche estableció dos pilares exteriores, positivo y negativo, pilares de un nuevo universo inferior. En el Segundo Día, vino la separación del firmamento o la extracción del cosmos de la Creación-Beriah del reino de la Emanación. Así, los tres primeros mundos inferiores comenzaron a surgir. El Tercer Día, añadió Agua y Tierra al Aire de la Creación y al Fuego del mundo Divino. Este día también estableció "Vida" en la manifestación de las plantas. En el Cuarto Día, aparecieron las luces celestiales y los ritmos cósmicos, mientras que el Quinto Día vio la creación de las aves del Aire y de los peces del mar. Los arcángeles vivían en la Creación, que es un mundo gaseoso, mientras que los ángeles iban a existir en la Formación-Yezirah, que es un universo fluido. Al Sexto Día vinieron las bestias del campo, las criaturas sólidas atadas a la Tierra, y un segundo Adán "Espiritual". El último día fue destinado por el Creador al descanso y fue el primer Sabbath dedicado a reflexionar sobre Beriah.
Fuera de este mundo de las Ideas Beríaticas, como le llamarían los platonistas, vienen los siete vestíbulos del Cielo que figuran mucho en la literatura Hekalot. Aquí es donde se encuentra la esencia de toda criatura. Sus "formas" van a hacerse manifiestas en el siguiente mundo de Yezirah, que ahora va a surgir. Aquí en el Jardín del Edén se encontraba toda forma y tamaño de piedra, planta o animal que eventualmente iban a poderse ver en el reino de la Naturaleza. Fue en el mundo de la Formación-Yezirah que el andrógino Adán Espiritual se dividió en las dos almas gemelas de Adán y Eva. Aquí residieron hasta que fueron tentados y tuvieron que descender al mundo inferior de la Manifestación Material-Assiah, donde las entidades mineral, vegetal y animal entraron dentro de los cuatro estados de la materia. Aquí el tiempo era el "presente", transitorio, siempre en movimiento, siempre cambiante en contraste con el Eterno "Ahora". Y, sin embargo, aún encasillados en espíritu, psique y cuerpo, Adán y Eva contienen una chispa de la Divinidad y la posibilidad de la redención.
Cuando Jacob soñó con una gran Escalera que se extendía de la Tierra hacia arriba, hacia lo alto, vio la Gran Cadena del Ser. También vio Melechai, mensajeros, que subían y bajaban, indicando dos procesos -uno que viene de arriba y otro de abajo. Algunos kabalistas ven esto como el descenso de las almas hacia la Tierra para nacer y su ascenso después de la muerte. 
Texto extraído de la página kabbalahsociety

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